La proliferación de talleres ilegales ha significado, en los últimos años, la pérdida de una elevada suma a los centros especializados. Pero la peor parte se la lleva sin duda el consumidor. Estos establecimientos venden, además de servicios de mecánica, un sinfín de productos que no han pasado la normativa pertinente y que pueden afectar directamente a la seguridad de los pasajeros.
Por su parte, existen otros establecimientos que, aunque a priori parecen cumplir con las leyes, ofrecen productos no válidos. En este escenario, los neumáticos son uno de los elementos que más se distribuyen a través de este mercado, y a los que merece la pena prestar especial atención. A continuación damos algunas técnicas para comprobar que las ruedas que adquirimos están regladas y son las correctas.
- Inspección ocular. Parece obvio, pero el hecho de revisar el producto es clave para descubrir su procedencia. En muchas ocasiones la calidad del material, el dibujo del neumático o alguna pequeña tara pueden mostrar rápidamente que no es el producto adecuado.
- Revisar el etiquetado e información de los componentes también ayuda en esta pequeña investigación. Muchas veces los productos falsificados incluyen faltas de ortografía o traducciones erróneas que muestran su poca fiabilidad. Además, si no indican el país de procedencia, lo mejor será olvidar esas ruedas.
- Información de relevancia. Otro indicativo de que un producto es falso es si los códigos o fechas no se pueden leer con normalidad. Si presentan tachaduras, la tinta está corrida o simplemente no se encuentra ningún dato no es señal de calidad.
- Normativa en la UE. Dentro de la Unión Europea existen estándares de calidad para multitud de productos, y en el caso de los neumáticos su certificado depende de una etiqueta que se encuentra en cada unidad. Este documento muestra: la eficiencia en el agarre durante las frenadas en asfalto mojado, el consumo de combustible, y el ruido generado. Si no aporta todos estos datos no se trata de un producto oficial.
- Elección del taller. Finalmente, para evitar de verdad cualquier tipo de fraude lo esencial es acudir a centros autorizados de los que conozcamos su actividad. Ya sean talleres oficiales, cadenas de mantenimiento o centros privados, lo primordial en este caso es saber que cuentan con los permisos para garantizar un trabajo seguro.
Si poco a poco generamos mayor conciencia en torno a este tema y primamos más la calidad y seguridad que el presupuesto, conseguiremos que este tipo de establecimientos clandestinos dejen de tener clientela. Compara precios, busca alternativas, pero evita siempre marcas no conocidas o avaladas.