Como en todos los ámbitos de la vida, la carretera es un espacio en el que afloran comportamientos humanos de lo más variado. El lugar en el que la seguridad está en juego es transitado todos los días por perfiles tan solidarios, prudentes y tranquilos como temerarios, impacientes y egoístas.
Los conductores pueden verse afectados por muchos factores que influyen negativamente en su conducta a la hora de circular: fatiga, estrés, problemas de salud, falta de concentración o inseguridad, entre otros; sin embargo, la mayoría de los accidentes de tráfico se producen por algún tipo de desequilibrio en la personalidad de los conductores.
Es importante que todos los conductores sean conscientes de su conducta en la carretera y que reflexionen sobre los problemas que modelan su carácter. Cuestiones de hondo calado como qué valor das a tu vida y a la de los demás, o el respeto que tienes al medio ambiente, saldrán a flote cuando te pongas al volante.
Cómo reconocer a un buen conductor
En un mundo cada vez más competitivo y estresante se hace más que necesario recordar los rasgos que definen a un buen conductor y, en definitiva, a una persona equilibrada y con cierta escala de valores:
1. Conduce con sus facultades plenas
La mayoría de las personas que han ingresado en prisión por delitos contra la seguridad vial, cumplen pena por haber conducido bajo los efectos del alcohol y las drogas. Un conductor responsable no utiliza el coche si está bajo los efectos del alcohol, las drogas o algún medicamento. También evita conducir si está cansado, enfermo o con somnolencia.
Algunas enfermedades como la depresión deberían considerarse para pensarlo dos veces antes de ponerse al volante. Una persona con depresión tiene muy baja su capacidad de atención y concentración, así como otros problemas de salud asociados.
2. Facilita la vida a los demás
Cumplir las normas de señalización y de ‘ceda el paso’ es una forma estupenda de practicar el respeto. Hay gestos que no cuestan nada y que ayudan a anticipar movimientos a los otros conductores o peatones. Por eso siempre encontraremos conductores usando los intermitentes para indicar giros o las luces de emergencia cuando es preciso, facilitando incorporaciones a la vía o cediendo el paso.
Otras características de la conducción cortés es retirar las luces largas al cruzarse con otro vehículo, facilitar maniobras y hacer un uso razonable del claxon. Los conductores que abusan del uso del claxon suelen ser personalidades agresivas, impacientes y con problemas de ansiedad.
3. Cuida el entorno
Una persona respetuosa con el medio ambiente conduce de una forma eficiente y mantiene adecuadamente su vehículo, con el objetivo de contaminar menos y consumir el mínimo combustible.
Conducir a velocidades muy altas, revolucionar el coche, frenar y acelerar de forma brusca hará que tu coche gaste y contamine más. Si detiene el coche durante más de un minuto, el buen conductor apaga el motor para evitar emisiones innecesarias.
No realizar los mantenimientos regulares de los distintos elementos del coche puede hacer que éste contamine más y consuma más combustible de lo normal.
4. La seguridad es el valor más importante
Los conductores que generan peligros o incomodidades en la carretera suelen ser personas que asocian la velocidad con la fuerza, la libertad, el estatus o la seducción.
El 70% de los conductores con delitos de tráfico son reincidentes. Por eso estamos ante una conducta arraigada en perfiles psicológicos generalmente temerarios, competitivos, poco reflexivos, sin una escala de valores definida y con poca autoestima.
En la mayoría de ocasiones, conducir bien es producto de una forma de pensar y actuar frente a la vida. Una personalidad equilibrada y sana conoce el valor que tiene la vida de uno mismo y la de los demás; por eso sitúa la seguridad en la cúspide de la pirámide de su escala de valores.