Los sistemas de distribución más comunes en los motores de los coches son la cadena y la correa de distribución, aunque actualmente se están desarrollando sistemas electrónicos que las sustituyen.

La cadena de distribución se inventó antes, aunque fue cayendo en desuso a favor de la correa. Hoy se está volviendo a usar la cadena en algunos motores debido a sus múltiples ventajas.

Decidirse por una u otra es un asunto de relevancia a la hora de comprar un coche.

El cometido de ambos sistemas es coordinar los diferentes elementos del motor para que éste funcione correctamente. De esta forma, sincronizan el movimiento del árbol de levas con el cigüeñal para poner en marcha las válvulas y que éstas no choquen con los pistones, evitando que el motor se rompa.

Existe otro cometido importante: permiten que el motor tenga un buen rendimiento, ya que hacen que las válvulas se abran en el momento justo que tienen que pasar los gases a los cilindros.

Ventajas e inconvenientes de los sistemas de distribución

La cadena de distribución está formada por eslabones gruesos y a menudo está hecha con materiales de aleación. La correa de distribución está hecha de caucho, nylon y goma; por dentro tiene marcadas unas líneas para colocar las poleas. Éstos son los pros y contras de ambas:

La principal ventaja de las cadenas de distribución es que no hay que cambiarlas, ya que son mucho más resistentes que las correas. Al funcionar con poleas dentadas no sufren desgaste ni rupturas. Los costes de mantenimiento son inexistentes. Su vida útil puede superar los 300.000 kilómetros, aunque en alguna ocasión excepcional hay que cambiarlas por precaución. Aun así, es muy extraño que una cadena se rompa.

Por el contrario, las correas de distribución deben cambiarse de forma preventiva cada determinado número de kilómetros, según el motor. Esta línea la marca el fabricante para cada modelo, pero suele estar en el intervalo entre 90.000 y 120.000 kilómetros. Aun cuando no se realice el kilometraje suficiente, la correa debe cambiarse cada 5 o 7 años. Si no se procede de esta forma, la correa comenzará a deshilacharse hasta que se rompa definitivamente. Al cambiar la correa también deben cambiarse todos sus tensores.

El precio de una correa de distribución es inferior al de una cadena, ya que el coste de fabricación de aquella es bastante más reducido. Si compras un coche con cadena pagarás más en el momento de la compra, pero a la larga el mantenimiento resultará más económico que con un coche de correa.

La correa, al ser más elástica que la cadena, permite la existencia de circuitos más complejos en el motor. Una cadena necesitaría contar con correas secundarias para mover los periféricos.

La correa es más silenciosa que la cadena, que hace ruido al golpear su metal con el de los piñones. Esta ventaja de la correa está perdiendo vigencia, ya que los coches en la actualidad aíslan bastante el ruido del motor.

Si tu coche tiene correa de distribución, presta atención al kilometraje y, llegado el momento de cambiarla, acude a un centro profesional que trabaje con los recambios homologados.

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